Es casi como tener una enfermedad contagiosa. Hay una connotación negativa generalizada sobre el egoísmo. Muchas veces he hablado con personas sobre la conceptualización del "egoísmo" y me he topado con que es cómo decir una mala palabra, a la par de "hp" o a lo gringo "SOB".
No obstante, considero que TODO acto realizado por los seres humanos es egoísta. ¿Cómo? Bueno, Wikipedia define egoísmo como: Conducta consistente en poner habitualmente los intereses propios en primer lugar. Hasta los actos comúnmente citados de la Madre Teresa, el Dalai Lama o Juan Pablo II que se perciben cómo faltos de búsqueda de interés propio sino hacia el interés de otros son actos egoístas.
Quizás el malentendido está en que erróneamente se ha empleado el término cuando en realidad se ha hecho referencia a la mezquinidad. El gestáltico Jorge Bucay ha indicado que muchas veces cuando hacemos referencia al egoísmo en realidad estamos definiendo la mezquinidad o ser mezquino. Indica Bucay que la diferencia clave está en que la mezquinidad es cuando ponemos nuestros intereses propios en primer lugar BUSCANDO DAÑAR A OTROS. Ahí la clave.
La Programación Neuro-Lingüistica tiene como una de sus presuposiciones que: Toda conducta, todo comportamiento (en algún nivel) tiene una intención positiva (o alguna vez la tuvo). Añaden que incluso un comportamiento aparentemente dañino contiene una intención positiva, ya sea para preseverarnos de algo o mantener una ganancia secundaria, dado que fue percibido como apropiado dado el contexto en el que se realizó y desde el punto de vista de quién lo realizó (sea tanto donar todo su dinero, vivir ayudando a otros, suicidarse o cometer un acto brutal). En este sentido, es crucial separar las intenciones de las conductas.
Las acciones de la Madre Teresa, el Dalai Lama o el Papa Juan Pablo II (grupo 1), al igual que las acciones de Adolf Hitler, Joseph Stalin y Fidel Castro (grupo 2) tienen intenciones positivas -y por lo tanto egoístas- porque buscan satisfacer un interés propio, para algunos de ellos ver a otras personas felices y para otros ver a otras personas en una tumba. La diferencia entre estas intenciones positivas egoístas está en que las del grupo 1 no son mezquinas y las del grupo 2 si son mezquinas.
Alejandro Beeche Van der Laat
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3 comentarios:
Gracias por su visita. Escogí leer el extracto de su libro EL ARTE DE LA VENTAJA y me pareció bastante ilustrador. Voy a leer más de sus obras. Me recuerda mucho el estilo a Jorge Bucay, Salvador Carrion y Thomas Sowell. Me parece además muy apropiado y aplaudible su estilo de escribir tomando un tema y exponerlo en pocas oraciones contundenetes en contenido.
¿Me interesa saber como se topó con mi blog?
Saludos,
Alejandro Beeche Van der Laat
Creo que en este comentario, parrafo último, en la aseveración sobre cual de los dos grupos es mezquino, estan invertidos, pues son Castro, Hitler los que buscan obtener un beneficio propio a costas del bienestar de otros, y no asi la Madre Teresa o el Dalai Lama.
Ahora, sobre el fondo, si todo acto es egoista, todo acto subjetivamente es bueno. Sea, todo acto busca un beneficio, que aunado al razonamiento sobre costo/beneficio de los actos, todo acto crea bneficio en mayor medida que costo, pues no sería razonable escoger el menor beneficio.
De aquí, como podemos determinar que es realmente bueno? O no existe lo bueno y lo malo objetivamenete?
Agustín:
1. Tenés razón sobre el punto de que los grupos estaban invertidos. Ya lo corregí en la entrada.
2. Todo acto es egoísta. No solo es bueno para cada uno de nosotros internamente, es el mejor acto posible dentro de la gama de posibilidades que tenemos a mano. En otras palabras, siempre escogemos la mejor alternativa posible dentro de la gama de alternativas que conocemos. Nunca podemos escoger el menor beneficio, solo el mejor porque aunque queramos o creamos que no, siempre será la mejor para nosotros en ese tiempo y espacio determinado.
3. Por otro lado, lo bueno y malo externamente siempre será bajo un razonamiento subjetivo porque el mapa no es el territorio, en otras palabras, la varita con la que se miden las cosas tienen tantas interpretaciones como cabezas. Diferentes sería en términos legales, donde podemos medir lo bueno y lo malo de acuerdo a parámetros acordados por la sociedad.
Alejandro Beeche Van der Laat
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