viernes, 27 de julio de 2007

El más allá y el más acá...


El jueves en la noche murió mi abuela.

Madre de 14 hijos. Viuda desde hace 43 años. Devotííísima católica. Muy atenta y dedicada a todos sus más de 120 descendientes entre hijos, hijas, nueras, yernos, nietos, bisnietos , etc., que, hasta que decayó, nunca olvidaba el cumpleaños de cada uno de éstos. Una persona que desarrolló un músculo para luchar y después luchar un poco más. Una persona que nos enseño lo que es practicar la solidaridad y vivir en plenitud con sencillez y humildad. Ciertamente, un ser humano que trascenderá por sus acciones y su legado familiar. De esto pueda dar fé cualquier persona que la haya conocido.

Cómo trascenderá es un asunto que podría confundir al más ateo o agnóstico. Una persona tan -santa- se merece al menos un espacio dentro de la existencia de un "más allá".

El asunto es sí podemos justificar la existencia de un "más allá" por los méritos trascendentes de los seres humanos cómo mi abuela. Más aún, cómo entender que una persona del calibre de mi abuela haya tenido que sufrir una agonía tan prolongada cómo la que tuvo.

¿Cuántos y bajo que parámetros llegan éstos transcendentes a un "mejor" más allá?
¿Cómo se justifica la agonía?
¿Cómo convencernos de que esa agonía se deba a que un ser superior decidió que debe ser parte del legado de lucha con el que vivió toda su vida?

La moraleja de vida que me deja mi abuela es que nunca olvidaré que nos determinamos como personas por nuestras acciones en el más acá...

A doña Tita, muchas gracias por tu vida.

Alejandro Beeche Van der Laat

1 comentario:

Alejandro dijo...

Mi más sentido pésame don Beeche