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Los seres humanos representamos las experiencias por medio de nuestros sentidos, y tomamos una decisión de archivarlas en nuestros cerebros o desecharlas. Cuando decidimos archivarlas luego podemos accesar estas conexiones mentales por medio de las representaciones, imágenes e ideas asociadas a cómo las archivamos, en otras palabras, por medio de la asociación de conductas e ideas por medio de las cuáles las representamos originalmente. Así, el SI y NO atrás del TLC se convierte en una batalla por atraer al mayor número representaciones, imágenes e ideas que yacen adentro de los votantes. Olvidémosnos de tecnicismos, constitucionalidades y contenidos, lo importante es cómo la simbología y las asociaciones calan más en los "corazones", "almas" y "cerebros" de nosotros.
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Ennio Rodriguez recién escribió un artículo en la página 15 de La Nación que, aunque considero mal llamado,
Juventud y TLC, dado que va más allá de un análisis de la Juventud, da en el clavo en cuanto a la simbología y asociaciones atrás del SI y NO al TLC. Indica que el SI al TLC se convierte en el "chivo expiatorio" de lo que anda mal o podría andar mal, identificando cómo situaciones latentes potenciales la falta de crecimiento sostenible y de desigualdades de ingresos y LA falta de obtención de empleos de una parte de la población. Producto de esto hay una clase media y baja que no se moviliza ascendentemente en la sociedad. Estos factores se conjugan y crean un resentimiento social que se exacerba en estados anímicos de frustración y malestar.
Personalmente considero que, de esta manera, el NO al TLC ahora representa en muchos sentidos el voto protesta que casi logra hacer presidente a Otton Solís en las elecciones pasadas. El anti-Arias, anti-bipartidismo, anti-corrupción de ex-presidentes y demás es ahora el NO a la simbología y asociaciones atrás de un TLC que no se trata de números y estadísticas, sino de "corazones" que largo de comprender o querer comprender el tratado y sus alcances positivos, quieren mostrar su descontento con su situación actual.
Alejandro Beeche Van der Laat
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