Analizar el futuro desempeño de Obama es difícil por la gran cantidad de factores que están fuera de su control. Personalmente sigo cuestionando seriamente la mentalidad pro-gubernamental con la que maneja las políticas públicas. Ahora busca un plan de estímulo económico de casi 800 billones de dólares, que le suman a la deuda de más de 8.3 trillones de dólares que tiene actualmente Estados Unidos. Lo interesante del paquete, eso sí, es que busca desde ahora que contenga cortes impositivos (tax cuts) para buscar económicamente que el sector privado invierta en el mercado y politicamente para que los republicanos apoyen el plan. Su mentalidad bi-partidista brinda un viento fresco a la política, que Bush parece nunca haber implementado con éxito.
Y es aquí donde siento cierta tranquildad con Obama, que a pesar de sus aires de todo poderoso y su cuestionable rumbo económico, ha logrado inspirar en personas en cada rincón del país y del mundo un sentimiento intangible de esperanza y empoderamiento. Claro que es difícil medir, pero ha logrado instaurar luz donde antes solo había oscuridad. ¿Y a qué se debe? Su historia personal toca el corazón de diferentes grupos sociales que de una u otra manera se identifican con él. Obama es negro y blanco, cristiano pero con nombre musulmán, de descendencia multi-cutural, joven, sabiondo, deportista, familiar y lo más importante en política, labioso. En esta era de globalización, Obama personifica la globalización. Y esto, cómo dicen los anuncios de Visa, es "priceless". En otras palabras, el personaje de Barack Obama es un cuento de hadas que la sociedad necesitaba en este mismo tiempo y espacio.
Aunque la crisis económica continúe, Obama brinda el cambio en liderazgo que logrará que conocidos y extraños busquen colaborar entre sí para salir adelante... y aunque no se pueda sumar como un ingreso en el presupuesto nacional, es un cambio intangible definitivamente positivo.
Alejandro Beeche V.