martes, 30 de diciembre de 2008

Adios 2008 - Bienvenido 2009

Para finalizar las entradas de este año 2008, añado en la sección de escritos del blog una serie de ensayos y memorandos que escribí para las clases que tomé este último semestre del 2008...

2008: Reflective Practice in Conflict Analysis and Resolution

2008: Managing and Sustaining Fisheries: Tools in Third-Party Governance

2008: The Use of Networks in Commercial Fisheries: The Case of New Zealand

2008: Strategic Partnerships: Challenges

Alejandro Beeche V.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Cita Citable

"Any economic system, but especially a market economy, produces winners and losers. If the gap between them becomes too great, the losers will organise themselves politically and seek to recast the existing system—within nations and between them. This will be a major theme of 2009."

- Henry Kissinger
An end of hubris,
The Economist

viernes, 26 de diciembre de 2008

La crisis en perspectiva 2


Recomendaciones para sobrevivir la recesión 2008-2009-2010.

Aprender de memoria las siguientes frases:

- Los restaurantes estaban acabando con mi estómago. Nada como la comidita casera.

- Está comprobado que hablar mucho por celular produce cáncer.

- Con este desastre de calles no se justifica cambiar de carro.

- Decidimos cambiar a los niños de colegio. Esos bilingües ya no enseñan valores.

- Este año nos pusimos de acuerdo en no dar regalos. Lo importante de la Navidad es estar en familia.

- Es que en el apartamento no tenemos donde colgar un cuadro más.

- Yo corté con la rumba de los viernes. Uno termina la semana fundido.

- Prescindí del chofer. No resisto la conversadera.

- Decidimos no darle a los niños tanto regalo. Después no aprenden a valorar nada.

- Me tocó salir de la Acción. Ese club se llenó de gente rara.

- Cómo son de decorativas las artesanías.

- Que pereza ir a la playa. Se volvió plan de congresos y convenciones.

- ¿ Ustedes no han probado esos vinos de caja TetraPack? Son buenísimos.

- Estamos felices sin muchacha. Recuperamos la privacidad.

- Este año no salimos. San José es delicioso en diciembre.

- Estos conciertos en el Saprissa lo hacen sentir a uno como en Central Park.

- Decidimos vender la finca porque ya estamos hartos de las presas en la carretera.

- No es que estemos recortando personal. Es que por reingeniería nos pasamos al sistema "outsourcing".

- Cancelamos el viaje a las Bahamas. ¿ Qué tal que nos toque un huracán ?

- Este año en lugar de fiesta, le dimos día libre a los empleados para que puedan hacer las compras de Navidad.

- ¿ El Rafa Fernández? – Nos lo pidieron prestado para una retrospectiva en Europa.

- El Dewars en un Whiskazo.

- El corte clásico tipo "peluquería" nunca pasará de moda. Eso de Versace, Armani y Boss es para disfrazar actores y modelos.

- Estoy andando en el Mazdita de mi hija mientras llegan los repuestos del Mercedes.

- El médico me prohibió el Sushi.

- Ya no vale la pena volar en Clase Ejecutiva. ¿ Pagar más por tener que soportar lagartos ?

- Estoy viviendo donde los suegros mientras remodelamos el apartamento.

- ¿ Has visto como ha mejorado Perfil ?

- Me tocó aceptarle el puesto a Rolando. ¿ Cómo no prestarle un servicio a mi ciudad ?

La crisis en perspectiva 1












martes, 16 de diciembre de 2008

Costa Rica: el viejo oeste


De más joven recuerdo pensar que Costa Rica estaba dentro de una burbuja mágica, libre de todo los males que sufrían otros países. No teníamos ejército, guerrillas, y todos los extranjeros siempre estaban pura vida dejando las puertas de sus carros alquilados abiertas sin preocupación alguna. No eso sólo que crecí y ahora veo la situación diferente... ahora siento que mi país se acerca más a las películas del viejo oeste que a la Suiza centroamericana.

Es inevitable conversar con alguien en Costa Rica y que no se hable del gran problema de seguridad que vivimos. Las filas para registrar armas es tan larga como aquellas de migración para sacar el pasaporte. Los pacifistas ticos ahora son pistoleros que se imaginan como matarán al asaltante en la próxima vez que los ataquen. Y no hay que imaginárselo, todos parecen tener una historia de cómo han sido asaltados ellos mismo o algún familiar.

Desde el punto de vista sociológico, no podemos culpar este sentimiento generalizado. La sociedad está tomando la justicia en sus manos porque siente que la seguridad pública no la está tomando. Esto es preocupante para la gobernabilidad del país. Una sociedad que se siente insegura es capaz de realizar cualquier cosa proteger la necesidad básica más preciada: propiedad de sí mismo.

Desde el punto de vista legal, ahora todos somos expertos, deteminando racionalmente cómo debemos actuar emocionalmente cuando nos ataquen. León Cortez es un héroe para algunos... y cómo no sentir que actuaríamos igual en sus zapatos. ¿Pero que precedente legal queda si cualquier mortal se siente en la libertad de sacar una pistola y tomar justicia en sus manos? Claro, cómo todos somo abogados en Costa Rica, la interpretación de lo que es defensa personal ahora se extiende a los límites de la conveniencia moral. Ante esta incertidumbre, lo que me queda es un mal sabor de boca porque no podemos esperar que las personas actúen racionalmente en circunstancias tan emocionales como tratar de salvar sus vidas. No podemos inundar de cárceles personas que están simplemente tratando de salvar sus vidas y pertenencias. Ahora más que nunca necesitamos de liderazgo en seguridad pública, cuando la furia generalizada no nos deja determinar claramente quiénes son los buenos y malos de la película.

Y el Gobierno debe ser estar alerta a que la crisis financiera empeorará la situación. Si los proyectos inmobilarios se paralizan y las constructoras deben desemplear a centenares de personas, ¿cómo hará la población desempleada para salir adelante? Más aún cuando sienten que hay impunidad.

Adonde vivo en Arlington, Va., y en general en Estados Unidos, la situación (en balance) es más positiva. Estados Unidos es el país más represor del mundo - porcentaje de población en carcel -, pero por miedo o convicción, yo me siento seguro en la calle. Vivo en una zona de muchos inmigrantes - legales o ilegales - pero no siento el riesgo inminente de ser asaltado. Los polícias son bien pagados, orgullosos de su trabajo. Además, es casi "inmoral" tomar alcohol y manejar, dada la cultura de miedo a las consecuencias, sean de matar a otro ser humano o de ir a la cárcel por tomarse más tragos de los debidos. Por otro lado, la mayoría de la ciudadanía - con o sin educación avanzada - tienen las posibilidades de tener un trabajo adonde se puede ganar lo suficiente para tener donde vivir, que comer, disfrutar de la cultura, y mandarle dinero a sus familiares. Por lo tanto, la ciudadanía no tiene la necesidad de arriesgar el costo de sus vidas atracando a otros porque el beneficio de trabajar es más alto.

Alejandro Beeche V.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Una lección del Día de Gracias

November 21, 2007

The Tragedy of the Commons

By John Stossel


Every year around this time, schoolchildren are taught about that wonderful day when Pilgrims and Native Americans shared the fruits of the harvest. "Isn't sharing wonderful?" say the teachers.

They miss the point.


Because of sharing, the first Thanksgiving in 1623 almost didn't happen.

The failure of Soviet communism is only the latest demonstration that freedom and property rights, not sharing, are essential to prosperity. The earliest European settlers in America had a dramatic demonstration of that lesson, but few people today know it.

When the Pilgrims first settled the Plymouth Colony, they organized their farm economy along communal lines. The goal was to share everything equally, work and produce.
They nearly all starved.


Why? When people can get the same return with a small amount of effort as with a large amount, most people will make little effort. Plymouth settlers faked illness rather than working the common property. Some even stole, despite their Puritan convictions. Total production was too meager to support the population, and famine resulted. Some ate rats, dogs, horses and cats. This went on for two years.


"So as it well appeared that famine must still ensue the next year also, if not some way prevented," wrote Gov. William Bradford in his diary. The colonists, he said, "began to think how they might raise as much corn as they could, and obtain a better crop than they had done, that they might not still thus languish in misery. At length after much debate of things, [I] (with the advice of the chiefest among them) gave way that they should set corn every man for his own particular, and in that regard trust to themselves. ... And so assigned to every family a parcel of land."


The people of Plymouth moved from socialism to private farming. The results were dramatic.
"This had very good success," Bradford wrote, "for it made all hands very industrious, so as much more corn was planted than otherwise would have been. ... By this time harvest was come, and instead of famine, now God gave them plenty, and the face of things was changed, to the rejoicing of the hearts of many. ... "


Because of the change, the first Thanksgiving could be held in November 1623.

What Plymouth suffered under communalism was what economists today call the tragedy of the commons. But the problem has been known since ancient Greece. As Aristotle noted, "That which is common to the greatest number has the least care bestowed upon it."

When action is divorced from consequences, no one is happy with the ultimate outcome. If individuals can take from a common pot regardless of how much they put in it, each person has an incentive to be a free rider, to do as little as possible and take as much as possible because what one fails to take will be taken by someone else. Soon, the pot is empty and will not be refilled -- a bad situation even for the earlier takers.


What private property does -- as the Pilgrims discovered -- is connect effort to reward, creating an incentive for people to produce far more. Then, if there's a free market, people will trade their surpluses to others for the things they lack. Mutual exchange for mutual benefit makes the community richer.

Secure property rights are the key. When producers know that their future products are safe from confiscation, they will take risks and invest. But when they fear they will be deprived of the fruits of their labor, they will do as little as possible.


That's the lost lesson of Thanksgiving.